"Dije a mi alma, pues la esperanza alienta cosas falsas. porque ese amor por cosas inexistentes, .
Solo los que han esperado de esa forma saben lo que es esperar, dejándose sorprender por Dios, sin tratar de sorprenderlo a él, porque si lo lográramos no sería Dios y no habría nada que esperar. "la oración contemplativa la llaman los creyentes, esa especie de resignación a la realización de que no tenemos el menor control sobre nuestro destinó y nos echamos de cuernos a lo que se nos sirva sobre la mesa, apegándose a la única sabiduría que la creación nos ha permitido, el total desconocimiento de la voluntad de lo que nos ha creado, de lo que provenimos y pertenecemos, porque también comprender a Dios sería prueba de su inexistencia.
Yo por mi parte creo fervientemente, que la mejor oración no es la contemplación, sino la acción, el acto purifica no por su resultado, porque al fin y al cabo nuestros actos carecen de importancia, sino porque nos alejan del pensamiento, de ese falso masoquismo espiritual que justifica lo bueno y lo malo según los actos, de la ilusión de creer que somos lo que pensamos.
"Todo lo que proviene de ti debe ser compartido; nada puede ser tan insignificante que no se purifique y limpie por el poder de tu amor
El sirviente que no olvida esto, diviniza hasta la más aburrida de las tareas, ya que como aquel que barre una habitación con esto en mente:
Purifica toda Acción."
Es curioso, como encuentran fácilmente a Dios aquellos que no lo buscan, en actos simples y carentes de toda reverencia. Mas veces ha visto el rostro de Dios el libertino en los brazos de una prostituta, que el piadoso en el púlpito de una iglesia.
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