En el viaje que es la vida, comúnmente abrazamos la creencia de que debemos encontrarnos a nosotros mismos. ¿quien soy? ¿cual es mi propósito? ¿hacia donde me dirijo?; pero como todas las cosas que integran este mundo nosotros también estamos en un estado constante de cambio, no hace falta más que mirarnos a nosotros mismos, de manera sincera, algunos años atrás, nuestras convicciones, nuestras esperanzas, nuestros límites y nuestros valores y encontraremos una persona distinta a la que somos hoy, inclusive irreconocible en veces a la personas que somos hoy.
caemos en el error de creer que somos seres estáticos, inmutables que pueden ser medidos, pesados y definidos y no es así. De los seres y cosas que habitan este mundo, somos los más cambiantes y siempre evolutivos.
por eso pienso que para encontrarnos honestamente, debemos, antes que nada, dejar de buscar y permitirnos a nosotros mismos simplemente habitar en el momento presente, de manera natural, simple y libre. El momento presente es la única realidad que vale. No hay una necesidad de preocuparnos por saber en lo que nos convertiremos, cuando ni siquiera notamos lo que hoy somos, porque el camino toma forma y crece un momento a la vez.
jueves, 24 de octubre de 2013
miércoles, 23 de octubre de 2013
NATURALEZAS
Dos monjes lavaban ollas en un río cuando uno de ellos vio a un escorpión en el agua ahogándose. Lo sacó con su mano de la corriente y al intentar ponerlo en una roca el escorpión lo picó con su aguijón. El dolor hizo que el monje soltara al escorpión nuevamente en el agua, y el escorpión comenzó a hundirse, nuevamente el joven monje tomó al escorpión de agua y éste lo volvió a picar. El otro monje al ver ésto le preguntó, porqué insistía en tener compasión del escorpión aun y cuando sabía que la naturaleza de éste era usar su aguijón; a lo que el monje contestó: es que mi naturaleza es tener compasión.
NUEVOS DIOSES..... VIEJOS DEMONIOS
Hay quienes no encuentran paz en el amanecer, para quienes la tormenta es el hogar y temen a la calma, por predisposición al caos o por llano temor a enfrentar el abrumador silencio del sosiego. El a veces aterrador páramo en donde no hay lugar para escondernos de nosotros mismos es muchas veces evitado por aquellos que sin dudar se lanzan a cualquier otro aterrador abismo antes que permanecer ahí.
Cuando no eres sino una mancha, buscas el fondo oscuro o el lienzo turbulento, pero jamás la blancura perfecta. No buscas el mundo de perfecto cristal cuando no eres sino una grieta. Hay aves que solo saben cantar sobre el huracán porque no soportan el sonido de su voz en la brisa suave.
Hay flores que solo sobre riscos crecen, porque prefieren admirar el perfecto abismo que ser aplastadas por la inmensidad del llano.
No anhelan la llegada de la aurora y se atemorizan ante la esperanza de un nuevo día.......entre golpes se fortalecen, en heridas encuentran plenitud, en batallas encuentran razones y en derrotas armonía.
Son los nuevos dioses antiguos
lunes, 21 de octubre de 2013
CADA MOMENTO ES EL ÚLTIMO MOMENTO
Descartar la vida para salvar la vida, es una metáfora para describir un pilar importante de la mentalidad intrínseca del bushido, significa entregarse a la situación con la mayor de las voluntades, no solo aceptando la posibilidad de salir mal librado, sino de abrazar el hecho de la pérdida de la propia vida. Nuestro tiempo de vida es finito, a veces longevo a veces breve, no existe alternativa en ello, por otra parte el tiempo que hemos de vivir se encuentra predestinado y si desconocemos el equilibrio entre la vida y la muerte, esto nos angustia, cuando la noche termina el amanecer llega, cuando la luz se extingue las tinieblas toan su lugar, por eso cuando nuestro tiempo de vida acaba es natural que la muerte sobrevenga, cuando el tiempo de muerte cumple su tiempo, la vida florece.
No es la situación lo que determina nuestra supervivencia o muerte, la situación es un acto en un momento determinado. El motivo por el cual el momento de nuestra muerte es oculto nos obliga a tomar cada momento como el último, lo cual nos obliga, si nuestro ego nos lo permite, a realizar cada acto, por insignificante que éste parezca, como el último que hemos de desempeñar. No existe dificultad en ello, cuando nos entregamos enteramente a la idea de nuestra propia muerte, sin embargo la dificultad surge en el grado de sinceridad que alcanzamos en esta determinación. Los tiempos no se prestan para ello, vivimos en un mundo de seguridades superfluas que nos ciegan y nos otorgan falsas convicciones y damos por sentada nuestra subsistencia.
No es el tiempo que se extienda nuestra vida lo que determina la calidad de ésta, eso es seguro. Como los buenos libros que fueron escritos como si cada página fuera la última, debemos atender nuestros actos y palabras.
Si hoy muriera no me desagradaría que esta fuera mi última reflexión..
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