martes, 9 de enero de 2018

CRUEL SUAVIDAD



Las personalidades grises, que confunden ideales con sus apetitos, aquellos que  miran su reflejo cada mañana limpiando el vapor de sus espejos, no llegan a comprender que ha sido de ellos, como han llegado a ese punto, a ese lugar donde se extraviaron y fueron ceniza, caminado entre callejones como sombras, sin siquiera líneas marcadas que definan una silueta, sino como manchas de aceite viejas en el concreto, rumiando palabras sin sentido para expresar preguntas incoherentes sin buscar realmente una respuesta, como seres  suficientemente inteligentes como para ser crueles solamente, pegados a pantallas luminosas en todo tipo de dimensiones, estupidez en alta definición, esperando el sagrado momento en que puedan destapar otra lata de cualquier tipo de licor que los haga olvidar, como si tuvieran algo digno de recordar, como si tuvieran algo que pudiera atormentar su alma, como si tuvieran alma. Ni siquiera poseen un dolor que los atormente, no conocen la tristeza, anhelan el gozo pero en realidad jamás lo han experimentado, y ni el dolor y el gozo podrían tocarlos aun y cuando por una extraña experiencia llegaran al umbral de sus patéticas existencias. El sol se oculta sobre la cuesta  otro día, otra ardua faena de autodestrucción progresiva, que increíble hipocresía es lamentarnos por nuestros pecados en contra de nuestros prójimos cuando no somos conscientes de las cosas imperdonables que nos hacemos a nosotros mismos, nuestros peores enemigos.

Me resulta entretenido, a veces me deleita que estas personas me increpan, en sus sutiles modos, llamándome mierda cuando menos, creyendo que me han dicho algo que no he escuchado, algo que no sepa, calificativos endebles, en comparación con lo que me digo a mí mismo cada mañana, jamás podrán aspirar, ni en sus sueños más salvajes a ser tan duros conmigo como yo mismo lo soy

A la mierda con esas sombras

Si me aman o me odian, todo pesa lo mismo en mi balanza de cosas sin relevancia

No hay comentarios: