Buda dijo: "Cualquier cosa que no sea tuya, abandónala," a pesar de que nuestros pensamientos nos lleven a pensar que se refería a algo así como: lo que no está destinado para tí, déjalo ir, en verdad es una referencia de espectro mucho más amplio, que debe comenzar con la pregunta: ¿qué es lo qué sí me pertenece?.... ¿Mi cuerpo me pertenece? ¿Acaso controlo sus funciones, sus síntomas, sus enfermedades?, ¿mi corazón me pertenece? ¿Soy consciente de sus latidos, de su fuerza, de su desbordamiento, de su final? ¿Mis emociones son de mi propiedad? ¿Mi mente es mía, soy capaz de detener el flujo de mis pensamientos, soy juez de mis razones?. Ciertamente nada de lo que llamamos nuestro nos pertenece, ni nuestra felicidad, tan elusiva como sorpresiva, llega sin entender cómo nos alcanza y se marcha sin que podamos retenerla, nuestro éxito, nuestras ilusiones, nuestra vida y muerte, nuestro camino y la forma en que lo recorremos, nuestros compañeros y nuestros enemigos, todo esto nos escapa, nuestro amor no es nuestro para darlo como no es nuestro el decidir que sea recibido. De todo esto podemos decir que casi nada es nuestro, excepto nuestro dolor, si algo podemos decidir en nuestra existencia, es nuestro dolor, nosotros decidimos por lo que hemos de sufrir, mi dolor es mio porque nadie puede valorarlo, nadie puede pesarlo o medirlo, nadie puede conocer su origen ni su final. Nuestro pesar, nuestro sufrimiento deviene de todo aquello por lo que hemos decidido sufrir, todo lo que nos hace sufrir surge de un apego incondicional a todas las cosas que no nos pertenecen y que hemos decidido pretender que son nuestras. Nuestra vida, nuestros sentimientos, nuestro amor, nuestros anhelos, nuestros pensamientos, nuestros actos como derivado de nuestros sentimientos, amor y anhelos. Aferrarnos a nuestro entendimiento nos produce sufrimiento. Nuestro entendimiento tiene su origen en nuestro pensamiento, y no nos damos cuenta que nuestro entendimiento de las cosas nos ha sido enseñado, sin que nos demos cuenta, vemos al mundo con ojos prestados y vivimos en un mundo creado por las ideas de otros. Nada nos pertenece y no hay nada a que aferrarnos. Y aunque el dolor sea nuestro, podemos renunciar a él.
lunes, 23 de febrero de 2015
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