martes, 1 de marzo de 2016

DUBIUM




"¿por qué siempre solo, acompañándoos de tristes pensamientos y acosado por ideas que debieron morir con los que las engendraron? Debe darse al olvido lo que no tiene remedio. Lo hecho, hecho está"

Como situar la duda? como un defecto, como una pericia, como un talento? ciertamente no tiene ninguna relevancia situar algo tan inevitable como la duda, sin embargo me daría un cierto grado de paz en mi interior, saber en que momento la duda es por mi supervivencia y cuando es mi perdición, debo dudar de ti o de mí, de mi razón, o mi razón de mis motivos. la duda sustrae de la materia la sustancia, la envenena rápido para hacer de lo que en otro momento y sin su intervención es sano, algo malicioso. Y acaso ¿si no devuelve la sustancia a la materia de manera rápida, deja a cualquier acto como inocuo y por lo tanto estéril?. ¿Dudar de la propia duda es válido? a veces parece más virtud que pecado, cuando es virtud lleva extrañamente aparejado castigo y cuando es pecado uno nunca se entera, ¡¡¡que clase de demonio ha creado esta desgracia!!!

Aferrado al síntoma, a veces se encuentra la cura, pero no la enfermedad, dando tumbos en una oscuridad autoinflingida a veces se encuentra la luz de la verdad, lo triste a veces no conmueve, a veces glorifica, no hay condena si no se entiende la naturaleza del pecado, podemos ir por ahí como imbéciles en el pecado y ser tan salvos como el santo más piadoso, pero entonces ¿para que pecar?. Si yo fuera el altísimo castigaría de igual forma al que no apreciara la belleza contenida en la ofensa, el sabor del fruto y el olor de la carne, que al que sabiéndolo no lo hubiera probado por temor a mi castigo. Pero he aquí que no soy el altísimo, ni mis pecados son los suyos, ni sus castigos se asemejan a los míos. Cuanto placer hallaría mi pecador en mis tormentos, que pecaría solo para sufrirlos, cuan desdichados serían mis santos.

He aquí mi nuevo y más sublime mandamiento, pecaras en tu hermano como deseas que tu hermano peque en ti mismo. Amarás en tu hermano lo que ames de ti mismo y jamás dudaras de mi castigo.

 "Ya están mis manos del color de las vuestras; pero me avergonzaría de tener un corazón tan blanco... ¡No os dejéis perder tan miserablemente en vuestros pensamientos!

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