martes, 10 de abril de 2018

DEUS LEPROSI









A menudo escucho a las personas hablar de sus derrotas en retrospectiva, como algo bueno, algo que los enseña, algo que los hace crecer, y si lo meditas detenidamente suena muy estúpido. Sin embargo creo que pensar de esa forma es de alguna manera un modo de auto convencernos de que nuestra estupidez tiene algún sentido. Definitivamente no es de ninguna forma el sentimiento que tengo en este momento. Tengo 38 años y me resulta una píldora difícil de tragar lo de entender como puedo aun ser tan ingenuo, tan sólo el ser humanos es capaz de creer que la estulticia es fuente de sabiduría, y las buenas intenciones son justificadamente algo más que simple y llanamente otra forma de nombrar a la necedad, una sandez siempre emerge de una buena intención, nunca de una mala, generalmente son nuestras virtudes las que nos condenan y nuestros pecados los que nos redimen, 

Obrar correctamente es el inicio de toda tragedia, la justa retribución por nuestros actos es una falacia, el concepto de pecado se desdibuja irremediablemente ante la realidad, el buen Federico con todas sus buenas intenciones, pretendió liberarnos de la esclavitud al decirnos que Dios había muerto, mentira piadosa de un hombre piadoso, pero hoy cae ante mi un ídolo de pies de barro, lo perdono porque su intención era noble, pero su mentira es imperdonable. No!! Dios no ha muerto, por Dios que no es así, Dios se encuentra vivo y es un degenerado, que se sienta en un trono de mentiras, de esperanzas perdidas, emborrachándose con una copa de oro, rebosando con el licor filtrado de halagos y oraciones insensatas, se carcajea de nosotros, sus simios con pulgares opuestos, con cada buena intención con la que obramos, con cada buena obra que completamos y con cada bofetada y escupitajo que el destino nos tiene reservado.



Su muerte tendría algún sentido, la paz de mi alma.

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