lunes, 30 de abril de 2018

LEJANÍA CERCANA



Veo distancia en tus ojos, no hay cercanía en ellos, en contraste con su expresión llena de vida; veo prudencia que se interpone en tus palabras, hace juego con la perfección en tus formas y trato. 

Concesiones, convencionalismos, fina amabilidad, como al viejo amigo que va y te pide algo, que no puedes otorgar, pero no lo quieres lastimar y tienes fe en que se canse y encuentre sus propias conclusiones. 

Quisiera decirte que todo esto es innecesario, tu sola visión alimenta, tu sola silueta satisface, tu mirada atrapa y es una prisión que bien pudiera disfrutarse perpetua, como tu piel y tu cabello. Sin categoría, ni precedente, sin respuesta, sin explicación, así es clasificada tu imagen, en los archivos de mis más profundos pensamientos, la satisfacción que me produces me embruja, pero no me sacia, es tortura y deleite a la vez, perfección y castigo. 

Insuperada satisfacción, que no ve la luz al final de ningún túnel. Pregunta no planteada, respuesta sin asomarse, es una danza interminable entre mis pensamientos y tu presencia. Permaneces en mi mente y de eso no tengo duda alguna.

VÍCTIMA PROPICIATORIA





Conozco atajos cortos, conozco sendas largas y conozco caminos eternos,  para llevarte a donde quieres ir, pero lo que no conozco  son las lineas que marcan límites que no hayamos podido cruzar. Sabes que hablo la verdad, aunque te encuentres de pie ante mí, juzgándome, como lo haría la gente común, de la que tanto nos burlábamos,  que desconoce la forma maldita en la que pensamos y hemos decidido vivir. < ¡Tú hablándome de reglas a mí! > A esto hemos llegado, a esto arribamos después de un camino eterno, lleno de mierda hasta las rodillas, de comer carroña de los traicionados, de los que fueron superiores a nosotros en maldad y avaricia  pero terminaron al fin en el fango frente a nuestros pies, como un festín delicioso de carne putrefacta, al que se nos invitó a acudir y que nunca desdeñamos que yo recuerde, como las hienas hambrientas e insaciables que somos, ¿esperabas algo distinto?, tu falsa ingenuidad me provocaría risa sino me causara tanto asco, si decidiera reírme ahora de tu nueva cruzada moral seguramente me atragantaría con la sangre de mi último banquete.

Es deprimente admirar al estúpido, otrora agresor, hundirse en sus propias sanciones, olvidar el sabor de las lágrimas de otros y no reconocerlo en las suyas propias, probablemente porque han perdido la sal, como el platillo insípido que se sirve a los enfermos en etapa terminal. El que vive por la espada, a espada debe morir, el mundo aparenta carecer de equilibrio, pero se sostiene bajo ciertas premisas que nos es difícil aceptar cuando las presenciamos frente a nosotros, porque nos quejamos de la injusticia cuando nos toca estar en el lado filoso del puñal, pero mientras el extremo romo nos apunte al rostro, aceptamos cualquier iniquidad. Te creías mas grande, más alto, más digno, y al menos esperabas que un rayo mayor fuera el que te reventara en partes, y no aceptas que fuiste derribado desde tus ahora blandos cimientos, pero esa es la primera regla: Presas de caza, son aquellas ya lentas para correr, enfermos, ancianos, torpes, inexpertos o confiados, víctimas es lo que somos, esperando la muerte a manos de un depredador mejor, la bala que nos mata es la que no escuchamos, la sangre que nos entrega es la que corre por nuestras propias venas, y el hecho que esto te altere, me hace pensar lo mucho que no deseo ser como tú: árbol denegrido que enseña y que no se encuentra ni posibilitado, ni dispuesto a recorrer el camino por el que a tantos ha mandado, que no alcanza a ver las cicatrices en su corteza, dejadas por tantas sogas de los que han sido estrangulados bajo su sombra y bendición, que hoy lo derriba un pequeño relámpago, y lo reduce a cenizas, no por la magnitud de la energía de quien lo toca, sino por se ha secado ya, y  podrido es ahora y desde su interior arde al primer indicio de una pequeña llama.

martes, 10 de abril de 2018

DEUS LEPROSI









A menudo escucho a las personas hablar de sus derrotas en retrospectiva, como algo bueno, algo que los enseña, algo que los hace crecer, y si lo meditas detenidamente suena muy estúpido. Sin embargo creo que pensar de esa forma es de alguna manera un modo de auto convencernos de que nuestra estupidez tiene algún sentido. Definitivamente no es de ninguna forma el sentimiento que tengo en este momento. Tengo 38 años y me resulta una píldora difícil de tragar lo de entender como puedo aun ser tan ingenuo, tan sólo el ser humanos es capaz de creer que la estulticia es fuente de sabiduría, y las buenas intenciones son justificadamente algo más que simple y llanamente otra forma de nombrar a la necedad, una sandez siempre emerge de una buena intención, nunca de una mala, generalmente son nuestras virtudes las que nos condenan y nuestros pecados los que nos redimen, 

Obrar correctamente es el inicio de toda tragedia, la justa retribución por nuestros actos es una falacia, el concepto de pecado se desdibuja irremediablemente ante la realidad, el buen Federico con todas sus buenas intenciones, pretendió liberarnos de la esclavitud al decirnos que Dios había muerto, mentira piadosa de un hombre piadoso, pero hoy cae ante mi un ídolo de pies de barro, lo perdono porque su intención era noble, pero su mentira es imperdonable. No!! Dios no ha muerto, por Dios que no es así, Dios se encuentra vivo y es un degenerado, que se sienta en un trono de mentiras, de esperanzas perdidas, emborrachándose con una copa de oro, rebosando con el licor filtrado de halagos y oraciones insensatas, se carcajea de nosotros, sus simios con pulgares opuestos, con cada buena intención con la que obramos, con cada buena obra que completamos y con cada bofetada y escupitajo que el destino nos tiene reservado.



Su muerte tendría algún sentido, la paz de mi alma.