
Vemos en el terror de otros, el terror de nosotros mismos, tememos matar o torturar por miedo a lo que nosotros podamos sufrir a cambio, nuestra maldad no se contiene por nuestra bondad, sino por nuestro miedo, lo que en verdad hace crueles a los hombres es su inconciencia, la indiferencia con la que aplastamos a pequeños insectos, de quienes no somos concientes de su existencia. Lo mismo se aplica a los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario