miércoles, 24 de octubre de 2018
LA VOZ DEL VIENTO
¿Qué noticias desde la montaña, oh viento frío del norte, traes para mi? Los varones se niegan a si mismos, desconociendo lo que los hace hombres, renuncian a su virilidad y ningún hierro noble cuelga de su costado jamás, su palabra carece de fuerza, sin cabalgadura bajo sus piernas, sus mujeres son ultrajadas sin respeto, la sangre de sus hijos corre sin respuesta, la dignidad del hombre se ha ido, como la lluvia de verano, como la niebla del amanecer.
¿Qué noticias desde el valle, oh aire tibio del sur, traes para mi? Los débiles han triunfado, por gran número y alaridos de lástima, han ganado provocando compasión, los inadaptados cenan todas las noches en la mesa de los dioses antiguos, los restos del festín reservados para los osados, apenas son capaces de sostener la cuchara y el vaso, la bebida escapa de sus titubeantes labios.
¿Qué noticias desde el mar, oh brisa tibia del este, traes para mi? No hay velas negras, ni navíos, ni tierras nuevas conquistadas, solo fronteras donde antes solo había horizontes, ni el arpón se tiñe de sangre, ni las especies destinadas a desaparecer, desaparecen, ni las destinadas a evolucionar, evolucionan, la sangre ya no abona la tierra estéril, solo las lágrimas, antes vergüenza, son el único producto que orgullosos, producen los jóvenes, y con ellas salan el piso que pisan, y solo la semilla de estéril carácter florece en ese páramo. Sólo flores sin ningún fruto.
¿Qué noticias desde, oh vendaval ardiente del oeste, traes para mi? Los miserables ocultan su pobreza con oro y seda, los mediocres ocultan su incapacidad bajo cargos y falsa autoridad, los imbéciles imponen vanidad por regla, los desiguales imponen igualdad a los superiores, la fuerza es proscrita la determinación prohibida y bajo la bandera de tolerancia rechazan todo pensamiento que no sea igual al suyo.
El tiempo entonces es propicio, cizaña y trigo a una misma fosa sean desechados y la tierra con su ceniza debe ser preparada para una nueva cosecha, una que crezca fuerte y orgullosa, que escuche al viento y el viento no la derribe sino la alimente.
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