Escucho el discurso
de una generación, lo oigo porque su tono es tan alto y tan agudo que resulta
difícil ignorarlo, como un alarido a mitad de la noche, ¡Marca el cambio!,
no te quede ahí, sal y marca la diferencia, haz algo, lo que sea, que este
mundo sea distinto gracias a ti.
En charla aleatoria,
medio dormido por una mala noche, con olor de desayuno y sabor de café en la
boca, resuena en mi un parafraseo, que automáticamente estructuro como una
vieja enseñanza, algo que ya sabía y a veces olvido, una alternativa
precisamente a ese ruidoso discurso.
"cambia la
perspectiva"
Automáticamente me
viene a la mente el Tao te King, (claro, porque eso es lo primero que se viene
a la mente de cualquiera, lo sé) y resuenan las lineas:
"El sabio
controla sin autoridad,
Y enseña sin
palabras;
Él deja que todas
las cosas asciendan y caigan,
Nutre, pero no
interfiere,
Dá sin pedirle,Y
está satisfecho."
"Acepta y serás
completo,
Inclinate y serás
recto,
Vacíate y quedarás
lleno,
Decae, y te
renovarás,
Desea, y
conseguirás,
Buscando la
satisfacción quedas confuso.
El Sabio acepta el
Mundo
Como el Mundo acepta
el Tao;
No se muestra a si
mismo, y así es visto claramente,
No se justifica a si
mismo, y por eso destaca,
No se empeña, y así
realiza su obra,
No se glorifica, y
por eso es excelso,
No busca la lucha, y
por eso nadie lucha contra él.
Los Santos decían,
"acepta y serás completo",
Una vez completo, el
Mundo es tu hogar."
Si mi intención es
marcar el cambio, ¿que ha de importarme a mi el mundo?, ¿donde estará el mundo
cuando tu alma sea medida y pesada?
Si el mundo es una
proyección, para cambiarlo habrá que limpiar el lente del proyector, no la
imagen, quien busca cambiar la imagen solo se interpone entre la luz que le da
origen y su espectro, causando de manera obvia, como todo el que interfiere,
sombra. La abeja en seguida encuentra la dulzura a la colmena, la serpiente
la amargura para la ponzoña.
Los místicos cristianos
lo llamaban ser absorbido en alma por Dios, para mí no existe nadie que sea
absorbido por nada, sino que simplemente adquirimos el recuerdo claro y
diferente de lo que nunca hemos dejado de ser.
¡Que lente tan
poderosa que nos permitiera comprender desde la naturaleza de nuestra propia
divinidad lo que se presenta ante nosotros!
Si Dios vela su
gloria porque su brillantez cegaría al ojo humano cuanto más ha
de velar también su sentido del humor por ser tan divertido que nos condenaría
a la locura.
"Al Padre,
al Figlio, allo Spirito Santo Cominciò gloria tutto il Paradiso, Sì
che m' inebbriava il dolce canto. Ciò ch' io vedeva, mi sembrava un riso Dell'
universo; per che mia ebbrezza entreva per l´udire e por lo viso"
(paraiso, XVIII1-6)
("Al padre,
al Hijo y al Espíritu Santo, Gloria" entonaba todo
el paraíso en un dulce canto que me embriagaba y lo
que veían mis ojos era la risa del Universo. Pues mi embriaguez
arribaba por el oído y por la vista" Dante Allighieri)